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La moción de censura presentada por Vox ha dejado enemistad personal entre los socios Abascal y Casado y ha fortalecido al presidente Pedro Sánchez. Corren aires de posibilidad para que PP-PSOE descoloquen a Pablo Iglesias. Detrás, claro está, tendrán su mercadillo de yo te doy tú me cambias, incluido el apoyo a los presupuestos, a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, y también cómo evitar la publicidad de los casos que se refieran a corrupción.
El cansancio de la población con la realidad covid-19 está a la orden del día y con dolor en aquellos sectores afectados por la ausencia de público. Se mueve la agitación en algunas calles del mundo; pero los gobernantes saben tirar de leyes controladoras que compartan protagonismo con los números de casos diarios, que forman una curva que no se estabiliza.
A ritmo de Covid los términos, las palabras y los códigos de comunicación están cambiando a gran rapidez en los últimos años. Los conceptos ya no definen su propia esencia, han dejado de ser palabras claves en si mismas porque arrastran algún adjetivo de moderna actualidad, de esa que recoge una sociedad que se mueve en los telediarios como representación de la imagen del mundo. Es precisamente en ese barco de escaparate donde se agita el humanismo, que ha perdido sus dimensiones humanas para pasar de navegación terrestre a submarina.
Esta corriente caracterizada por valores de contacto de piel, con sentimientos, capacidades y teniendo en cuenta las limitaciones humanas, profundiza hoy en las relaciones basadas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Como no hay nada tan serio como el humor lea a golpe de whatshap:
– Guardia Civil, dígame
– Llamo desde el centro de salud, soy médico, estoy encerrado en mi despacho porque me quieren pegar.
– ok, procure calmarse, dígame cuántas personas le quieren agredir…
– Pues creo que dos.
– Vale, pues intente mantener la calma, le voy a enviar un vídeo de defensa personal…
-¿Cómo? ¿No van a venir?
– No. Por lo que me ha manifestado, por ahora su vida no corre peligro, y seguramente esas dos personas se cansen de estar esperando a que usted salga del despacho y abandonen. Mañana le llamaremos para ver cómo sigue, usted mientras tanto no abra la puerta, y entrene defensa personal con el vídeo que le acabo de mandar. Buenos días.
☺ Es una referencia al humanismo virtual. La muestra está también en la asistencia sanitaria por teléfono reducida a un saludo apresurado porque hay quince llamadas más que hacer. Un «no se preocupe nos vemos pronto» alivia algo. Cuando se oye «Todos nos necesitamos» es sincero pero con humanismo suena mejor y sino es virtual mejor que mejor. El toque de queda o el estado de alarma es cierre para seguir escribiendo errores que van quedando en restricciones, sean o no perimetrales, sean o no virtuales.
Estamos predestinados a la supresión de estímulos y a la expansión del humanismo irreal, llamado virtual y que se acompaña de cierre al perímetro para más seguridad. Una alambrada de confinamiento.
Pilar Falcón