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En el primer capítulo del libro del Génesis se recoge «sea la luz. Y la luz se hizo”. Representan las primeras palabras divinas de la Biblia que han hecho Historia con el marco del inicio de la creación. Los humanos nos hemos ido adaptando a nuestro entorno, fundamentalmente con el sentido de la vista que ha dado información a nuestra vida. Primero fue la luz solar, después el fuego, le siguió el candil (con cráneos vacíos utilizados como soporte), la vela en Egipto, las teas, las lámparas de aceite, linternas, el queroseno y el gas de hulla. Pasamos de la iluminación con gas a la electricidad, que en 1930 se había incorporado a la vida cotidiana de las principales ciudades del mundo.
Tuvieron su sitio la lámpara eléctrica de arco, el fluorescente, el incandescente, el vapor y el neón. Estamos ahora en la fase del LED (diodo emisor de luz) que presenta un coste inicial un poco mayor pero menor consumo de energía. Son luces de 50 mil horas, es decir, unos cinco años encendidas de forma constante.
En el período navideño todo es alumbrado caracterizado por la fosforescencia decorativa, tanto es así que los montajes llegan al extremo de necesitar contratación suplementaria del suministro eléctrico habitual.
Con tanta luz por todas partes la foto tiene esplendor en estas fechas de consumismo, paseo navideño y mensajes de dádivas y presentes obligados. En esta imagen de opulencia tenemos refuerzos con indicadores que son coherentes con etapas boyantes: sube el impuesto de los coches, el IVA, las retenciones a los trabajadores, las cuotas de los autónomos, el IRPF, el impuesto de sociedades y el de patrimonio. Un falso destello de la realidad en los bolsillos de los españoles.
Los reflejos ciegan y vivimos irrealidades fruto del efecto lumínico. Para pisar tierra nada mejor que el recibo de la luz. La potencia contratada, la energía consumida, el coste del alquiler de los equipos de medida, servicios añadidos y el impuesto sobre la electricidad suman y convierten a España en el cuarto país con la factura de la luz más alta de Europa detrás de Dinamarca, Alemania e Irlanda. El recibo de la electricidad presenta conceptos que superan el 50% de lo que se paga sin que tengan que ver con el sistema eléctrico. Por cada cien euros que abonamos en una factura eléctrica 58 euros van a parar a las arcas públicas. El Estado condiciona el elevado precio de la electricidad en España que aplica un IVA del 21% a la suma total de la factura incluido el impuesto sobre la electricidad. La OCU ha pedido la reducción al seis por ciento, como ocurre en Portugal; pero los Reyes Magos no traerán ese obsequio necesario porque el gobierno ha decidido que tenemos que aportar al fisco.
La luz no baja pero estamos en tiempo de iluminación masiva con guirnaldas de luz, cortinas de estalactitas de luz, cortinas tradicionales, mallas de luz, cielos de luz, goteos de luz, adorno de báculos de farolas, guirnaldas de luz resistentes al agua…El apagón es cosa del tiempo, y no sólo meteorológico.
Pilar Falcón