Escuchar el artículo – En versión móvil hacer click sobre: Escuchar en el navegador
Históricamente Galicia ha desvelado que la geografía es traicionera y que se encarga de marcar desigualdades. Lo que parecía una condena por el clima tan lluvioso es designación divina para la rica alimentación que viene marcada por los paralelos terrestres. Un nuevo encuentro en Madrid destacando las excelencias de la Dieta Atlántica los ha traído al mapa para decirnos que tenemos la del Paralelo 40, esa línea imaginaria que nos incluye en la zona templada oceánica del planeta, que está próxima a las costas y que se nutre de alimentos que llegan con las estaciones. Todo un ejercicio de sublimidad que sitúa a Galicia en el pódium excepcional de premium. La tierra y el mar, que son agradecidas, se vienen uniendo a esta misión desde hace dos mil años, porque no, no es una moda por mucho que en Madrid esté en boga hablar de Dieta Atlántica.
En la escuela estudiábamos los cinco planos imaginarios horizontales: Círculo Polar Ártico, Trópico de Cáncer, Ecuador, Trópico de Capricornio y Círculo Polar Antártico. Según indican algunos estudiosos los paralelos son infinitos; mientras otros marcan la cifra de ciento ochenta. A Galicia desde el Ecuador le corresponde el Paralelo 40, siendo la numeración hasta el noventa y llegando al Polo Norte. Una varita mágica nos dio el don y hemos tardado en reconocerlo. Y unido a todo ello vienen más regalos porque los tópicos lo son por repetición y suenan como verdades absolutas y admitidas. ¿Quién nos iba a decir que la Dieta Atlántica es más mediterránea que la mediterránea en el consumo de aceite de oliva? El catedrático de Endocrinología y Nutrición de la Universidad de Vigo, Federico Mallo, lo afirmaba en la tercera jornada de Previsión Sanitaria Nacional (PSN). Aseguraba que no hay que olvidar el pasado de una Galicia exportadora de aceites y que hoy el consumo es de 12 litros frente a 8,5 en Andalucía. Las zonas productoras están en Quiroga, O Ribeiro, As Ermitas, Valdeorras y A Estrada. Las variedades autóctonas están en proceso para ser catalogadas; pero ya tenemos Brava y Mansa y los viejo molinos de aceite que se conservan incitan a un futuro prometedor, que ya se ha adelantado teniendo a Galicia entre las comunidades más longevas del mundo. Es tiempo de querer, valorar y fomentar la gran Dieta Atlántica. Se mueve ¨La excelencia en el paladar en perfecta armonía con la salud¨, y lo hace sin playa en Madrid, como dice la canción de los locales The refrescos.
Pilar Falcón