Momento de ser españoles para Europa – 21/02/25

Escuchar el artículo – En versión móvil hacer click sobre: Escuchar en el navegador

Europa, como Unión Europea (UE) se examina. La pone a prueba un jefe de estudios llamado OTAN que está de plena actualidad con el programa Trump. La evaluación es sobre una asignatura que era obligatoria; pero que se ha hecho optativa y que sigue pendiente del aprobado. Se llama UNION y supone el verdadero poder del viejo continente frente al desafío que se presenta en defensa y seguridad. Estar juntos a pesar de las diferencias da fortaleza en la diversidad y reconoce compartir un vínculo común mientras trabajamos hacia construir algo más fuerte. Y el examen viene a evidenciar que, si no negociamos la OTAN como UE no tenemos posibilidades de aprobar.

El repaso de logros UE dice que no se ha conseguido una mayor unificación política que nos podía haber llevado a una voz más poderosa en la escena global y que a pesar de los esfuerzos persisten las disparidades económicas y sociales entre las regiones más ricas y más pobres de Europa, sin olvidar que la política migratoria está lejos de ser equitativa en la integración de los inmigrantes y que incrementar la inversión en innovación y tecnología podría haber posicionado a la UE como líder mundial. Y ahora el gran tema de una defensa común más robusta que debería estar fortaleciendo la seguridad y la estabilidad en Europa. La creación de un ejército de la UE no va a ocurrir porque en Europa existen países con diferentes intereses. De los 6 países hemos pasado a 27 y la creación del euro resuena como el logro más significativo.

Al igual que sucede con la ONU o la UE, la OTAN no tiene su propio ejército. Son los países quienes aportan las tropas, pero es EE.UU. quien pone la cuantía de los intereses y circunstancias de cada país. La OTAN sigue sus intereses. Trump tiene el grueso de la capacidad militar y todas las acciones de importancia son dirigidas por su país, sobre todo si pueden condicionar la opinión patriótica estadounidense. Todo esto desde fuera, pero la mayor enfermedad española en el panorama OTAN es esa falta de amor a la patria. Los regionalismos han venido a suplirlo. En el vasto mosaico que es España, cada región tiene su propio color, su propia textura y su propia historia. Desde las montañas verdes del País Vasco hasta las costas doradas de Andalucía, cada rincón del país lleva consigo una identidad que va más allá de las fronteras nacionales. Sin embargo, esta riqueza de culturas y tradiciones a menudo viene acompañada de una falta de patriotismo nacional fuerte que debilita la cohesión del país. La reciente historia política y social ha mostrado cómo estas diferencias pueden convertirse en puntos de conflicto.

Para muchos, ser español no es identidad suficiente. La firma regional toma prioridad, y las costumbres, la lengua y las tradiciones locales crean una conexión más profunda y personal que la idea de una nación unificada. Esta diversidad no es una debilidad, sino una fortaleza y es momento de hacer músculo nacional porque cada región aporta algo único a la esencia de España. Celebrar las diferencias y encontrar puntos comunes puede ser la clave para un futuro en el que todos los españoles se sientan igualmente orgullosos de sus raíces y su nación. Ser más que españoles implica reconocer y celebrar las identidades regionales que conforman el país, pero la falta de patriotismo nacional es una debilidad que nos resta oportunidades para liderar lo mucho que podemos y debemos en el momento político que nos toca.

Pilar Falcón

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.