Machos alfa – 28/02/25

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En la vida hay actitudes que es necesario que se den porque sirven de ejemplo para lo que no hay que hacer y, además, ponen en su sitio el uso correcto de las palabras. Juan Carlos Monedero está ya clasificado como miembro del club al que pertenecen Íñigo Errejón y Pablo Iglesias, esa casta política de extrema izquierda que cree que la masculinidad es rol y estereotipo chovinista. Lejos están de ser machos alfa porque para empezar son feos, algo de lo que no tienen culpa, pero aparte de ser personas poco agraciadas lejos de saber cautivar o seducir imponen las relaciones, y eso sí que se les puede achacar.

Devolviendo al lenguaje su verdadero significado la personalidad alfa es la de un líder que no se impone, sino que es el grupo el que le otorga el liderazgo con el reconocimiento y la aceptación general. No da órdenes, tiene mayor libertad para elegir y tomar decisiones y el resto le sigue, por tanto, asignar tal categoría de prestigio a este trío de pandilleros es una falta grave al idioma. Han demostrado que estar protegidos sube la bilirrubina y fomenta correrías que suman anotación en el carné de baile.

Con el título de Machos Alfa está de moda una serie televisiva por internet. En género de comedia se pregonan las historias de cuatro amigos en plena crisis de la masculinidad. Un contrapeso al feminismo actual que ha hecho sentirse perdidos a muchos varones. Alfa es la primera letra del alfabeto griego y con ella se coloca en lo más alto el cromosoma Y que codifica a los varones frente a las hembras. Para referirse a una identidad de género opuesta a la femenina la testosterona marca a esos machos alfa que recorren el mundo con la hormona puesta como corona de su reino.

Es evidente que los estereotipos masculino-femenino han ido cambiando con la incorporación de la mujer al trabajo y también el incremento del deporte en la actividad de las mujeres. La tradición de la virilidad ha creado los machos alfa con esos estándares de confundir acción y agresión con masculinidad, a rendir en los deportes aún a expensas de su propia salud, a exponerse a peligros y a deportes de riesgo, todos estereotipos sociales que dan conciencia propia de ser un varón en sociedad.

En el Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense sabían de las artes del mal utilizado concepto machos alfa de Monedero, Errejón e Iglesias. Entre los muros callados de sus aulas se encierran los desafíos que les permitían ser inscritos con estatus social en el organigrama de la Universidad donde lo varonil, viril y valiente conlleva el subterráneo de bravucón, arrabalero y tosco. En la Edad Media el pelo largo era símbolo de la virilidad y hoy lo es enmendar los errores con la perdida de privilegios, dejando la masculinidad tradicional y ayudando a una sociedad igualitaria, sin subordinación y siempre enmendando los errores del pasado.

El trio mosquetero del machismo académico está muy distante de involucrarse en la lucha por el empoderamiento femenino como pregonaban individualmente y como partido y se han convertido en modelos en alterar lo que dicen. Seguro que en sus clases las manos alzadas del alumnado recibirían la respuesta unánime de ¨déjame explicártelo mejor¨. Defensores del patriarcado los veo dedicándose a crear un bingo de frases machistas y el que llena la tarjeta primero gana una salida anticipada de clase.

Pilar Falcón

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