Desde el 27 de febrero la Sociedad General de Autores y Editores tiene a una mujer pidiendo ayuda desde el torreón del Palacio de Longoria. Su pancarta como Presidenta dibuja deseos por recuperar los orígenes de responsabilidad y defensa de los autores. No es un papel a interpretar desde el escenario de esta joya modernista madrileña pero Pilar Jurado se ha subido a la emblemática atalaya para gritar al mundo que los elementos retorcidos que decoran la fachada afectan a la sustancia propia de la SGAE.
Soprano, compositora y directora de orquesta, esta madrileña pertenece a la institución que preside pero distingue que la recaudación por los derechos de su música no depende de las editoriales de televisión ni de las multinacionales discográficas, que mantienen un enfrentamiento soterrado que está minando la centenaria entidad. La presidenta Jurado está en el lado más representativo de la Institución porque los músicos son el ochenta por ciento; una entidad con más de diez millones de obras registradas y que nació hace ciento veinte años para defender los derechos de autor. Los creadores o socios de la entidad deciden en la gestión y eso hace a la Sociedad General de Autores y Editores un rara avis.
Si tenemos en cuenta que en estos momentos SGAE está recaudando 350 millones de euros cuando destacan noticias turbulentas con vicepresidentes que quieren disgregar y convocar nuevas elecciones, hace pensar que la Sociedad se fortalecería si se aprobaran los nuevos Estatutos que propone la Junta Directiva para gestionar sin intervención externa. La Asamblea General del 24 de junio apela a un consenso para continuar con la reforma una vez se acaba de conseguir que la expulsión por un año de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores por repartos no equitativos y otras causas asociadas, se haya quedado en temporal y reversible a corto plazo. La independencia ha llegado a la SGAE con el número cuarenta y dos en la lista de presidentes de la entidad y el dorsal dos como mujer. Pilar Jurado tiene por delante la ópera que olvida divisiones y recupera orígenes fundacionales con una tarea fatigosa donde el pasado pesa para mal. Se busca luz y esplendor en el cobro y distribución de los derechos de autor de los autores y velar por los intereses de los editores.
Cuando creíamos acabadas las elecciones saltan las de esta sociedad privada que tiene repercusión en ciento veinte mil socios. En esta ocasión toca el turno para una de las pocas sociedades de Europa que han trabajado con Youtube y que además ha jugado un papel muy activo en la defensa de la justa remuneración de los autores en los nuevos modelos de negocio que han atraído asociados las potentes plataformas tecnológicas. Un organismo que permite dar dignidad a los creadores españoles, con una actividad asistencia, de promoción y apoyo a carreras emergentes que es una tradición de la casa desde los años cincuenta, una labor poco conocida pero esencial. Esto también es la SGAE. Que la música nos salve.
Pilar Falcón
Gracias por la información. Gran aporte de esta web. Un cordial saludo!