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Estamos en resaca del encuentro ganado por la selección Española de Fútbol Femenino, una lección deportiva de luchadoras contracorriente. El otro gran partido del verano está en tiempo de descuento y tiene a PP y PSOE como protagonistas del futuro de España. Se disparan los termómetros y hay noches de desvelo. Y para frente de todo ello un beso distorsiona la euforia nacional. Desde aquel de Judas entregando a Jesús el mundo ha cambiado, o dicho de otra manera aquel beso cambió todo. Se lo dio en la cara según se suele representar pero la costumbre de entonces era besar a los maestros en la mano.
El éxito de la selección Española de Fútbol Femenino trae el recuerdo de Concepción «Conchi» Sánchez Freire, apodada Amancio, una de las pioneras del fútbol femenino en España. Muchos años de no estar reconocido ha dado la euforia más sentida a la Copa Mundial Femenina 2023 frente a Inglaterra. Con el franquismo vivo, ella en 1971 fue la capitana de la primera Selección Española de Fútbol Femenino, denominada clandestina porque no era reconocida. Con trece años metió cinco goles el día de su debut en el estadio Boetticher de Villaverde Alto (Madrid) con el Sizam Paloma, uno de los primeros equipos femeninos de España. El rival era el Mercacrédit, en el futuro llamado Olímpico Villaverde. Detrás quedaba mucha lucha en secreto y prejuicios que estimulaban un traje regional frente a una camiseta y un pantalón corto. Conchi ficharía por Gamma 3 de Padua, Italia, y así llegó a ser la primera mujer en jugar fuera de España como profesional. Era jugadora de la calle, de hacerlo en cualquier sitio que se le presentaba, frente al privilegio de campos para chicos, y su entrenamiento era hábito en subir y bajar las escaleras de casa. Se le denominaba selección clandestina pero llenaba estadios y recorría el país.
Concha Amancio se retiró en un Arsenal-Liverpool, partido ganado por un gol suyo. España, Italia e Inglaterra fueron los tres países donde jugó. Marcó alrededor de seiscientos goles y nunca comprendió como la Selección después de que fuera reconocida por la Federación en 1983 no la convocara para el equipo nacional. Era entonces una de las mejores jugadoras de Europa, si no la mejor. También Conchi «Amancio» pone hoy entusiasmo en las niñas que necesitan referentes y que seguro se sentirían halagadas con un beso en la mano como maestras femeninas, señoras del balompié.
Pilar Falcón