Escuchar el artículo – En versión móvil hacer click sobre: Escuchar en el navegador
Hay veces que el orgullo no es pecado y en ese grupo están los que lo llevan a la práctica por ser españoles. La Cumbre de la OTAN ha puesto de ejemplo el sentido de Estado. Fue conseguida, limada y concretada con Rajoy y acaba de verse lucida con flashes mundiales durante el gobierno socialista del presidente Pedro Sánchez. Suena a ¡España, España! y sin tener mundial de fútbol por medio, que se ha demostrado es el mejor estandarte de la bandera española.
En este momento que vivimos de grandes debilidades institucionales y morales hemos visto un logro empezado y estimulado por otro partido y que se ha llevado a término bajo las siglas y el color de otro. No estamos acostumbrados y se nota en todos los bandos que no lo estamos, por mucho que todos sepamos que en los últimos años han sido pocas las iniciativas en España que han tenido esta continuidad. Nos puede servir como ejemplo las ocho leyes educativas desde 1980. Son 40 años sin una ley estable de educación; por no conseguir no se ha conseguido ni siquiera un pacto de mínimos, y la Educación debería de ser el árbol que sustente el pasado y el futuro de una nación. Alguien decía que los países se conocen por la Educación, la Justicia y la Sanidad, y en ese orden.
El presidente Rajoy ha estimulado la memoria con la celebración de la Alianza Atlántica en Madrid. Aquel 25 de enero de 2018 visitaba La Moncloa el que sigue siendo hoy secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg. Aquel día lo que había sido planteado por escrito se verbalizó con un apretón de manos. No sé si mientras el presidente Sánchez le enseñaba al secretario general el cuadro de Las Meninas el más alto representante de la dirección política de la OTAN se atrevió a traer el pasado para entender la cena euroatlántica.
Una cena, por cierto, con mucha presencia Real si tenemos en cuenta los muchos reyes que decoran las paredes del Museo del Prado. El mismo cuadro de Las Meninas, representa la familia de Felipe IV, llamado El Grande o el Gran Planeta. No creo que eso se lo haya dicho el anfitrión de esta Cumbre y tampoco que aunque coincidió con una época dorada en las artes y las letras la decadencia de España era enorme con pérdida de la hegemonía europea y una profunda crisis económica y social. La Cumbre de la OTAN 2022 ha terminado con los propósitos que ya conocíamos antes del despliegue de autoridades. Una videoconferencia no habría servido para hacer turismo de nuestra España; pero los objetivos se hubieran podido anunciar igual. Todos se quieren mucho, se gastan bromas, se invitan mutuamente y nos han dejado como evidencia que dominan los hombres. En el posado delante de la obra maestra de Velázquez cuento 33 varones frente a seis mujeres. Ni con el retrato de la Infanta Margarita rodeada de su pequeña corte compensamos tanto despliegue de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, más conocida como OTAN.
Pilar Falcón
Boísimo artigo.