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La popularidad de las celebraciones que acabamos de pasar nos deja en la naturaleza anodina de todo lo que continúa. Hasta nos han privado de los anuncios publicitarios de juguetes en televisión, precisamente en la época en la que estarían más justificados. Los que hoy son niños de cabalgata de Reyes desconocen la ilusión de tener en televisión los anuncios de sus deseos. Esa importancia que daba la pequeña pantalla aportaba a nuestras vidas unos honores agradecidos y venían a embellecer lo alcanzable. YouTube, redes sociales y aplicaciones móviles son ahora los principales canales donde los niños descubren nuevos juguetes y están también las regulaciones publicitarias por el tema sexista con la fregona, la cocinilla o el balón, siempre con el mensaje de la aplicación de prácticas más responsables. Esa magia que aportaba la pequeña pantalla, con sus colores brillantes y sus melodías pegajosas, embellecía lo alcanzable y llenaba corazones.
Los hábitos de consumo han cambiado drásticamente; aunque la bicicleta y el balón siguen marcando clasicismo y ahora comparten protagonismo con tablets, tanto de juguete como reales. La pizarra ha pasado a mejor vida. Las empresas de juguetes están invirtiendo más en marketing digital en lugar de anuncios tradicionales en televisión o impresos y la publicidad de juguetes compite con otros tipos de anuncios. Una vez más, las colonias y los coches han señalado su protagonismo, también en Navidad.
A medida que las armas vuelven a levantarse y la vida se pone al día, la impopularidad continúa en la calle con el presidente Sánchez, quien sigue marcando sus diferencias al tener al Boletín Oficial del Estado (BOE) como mejor aliado, sin olvidar al aparato del partido. A las cinco causas judiciales se le suman las debilidades demoscópicas, que, aunque no se vislumbran elecciones, trabajan haciendo lotería nacional postnavideña. La fe, una vez más, viene a dar sentido al sufrimiento, y ahí Nadal deja siempre alguna conquista.
En Moncloa, las palomas han perdido su papel de reconciliación y nueva esperanza. No es una figura literaria, cuando les cuento que estas aves suman problemas con sus excrementos ácidos, que corroen metales, piedra y coches del palacio presidencial. Por razones estéticas e higiénicas, los ahuyentapalomas se ponen de moda en esta residencia. No es descartable que el marido de Begoña Gómez y la misma Begoña Gómez, antes de implementar medidas de disuasión, se preparen para practicar ponencias sobre la eficacia de estas aves en la localización de objetos flotantes. Esta cualidad palomera es sorprendentemente alta, alcanzando aproximadamente el 93% de efectividad en comparación con el 38% de los seres humanos bajo las mismas condiciones.
Las palomas no solo poseen esta notable habilidad, sino que también tienen una autoconciencia evidente. Cada paloma se reconoce como única y tiene conciencia de su yo, lo que les permite reconocer diferencias individuales tanto en seres de otras especies como en otras palomas. Además, pueden identificar fácilmente a los seres humanos que las ayudan y a aquellos que las atacan, mostrando una capacidad de discernimiento impresionante. Las que cercan los jardines presidenciales en el palacio de la Moncloa vuelan como conquistadoras, sonríen y tienen mirada vehemente; pero dejan caer su palomina sabiendo que pueden producir humedades debido a daños en cubiertas, sumideros de azoteas, canalones y bajantes.
Pilar Falcón