Dominó digital para silencios absolutos – 18/12/20

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Internet ha sido protagonista en la vida cotidiana de este año que se despide. Ha dado textura a la fina capa del Covid convirtiéndose en la compra, en el despacho traído a casa, en la oficina nómada, en las clases virtuales y en el cordón umbilical con el exterior. Se ha puesto en evidencia que todo es frágil y la red ha ejercido de salvavidas manteniéndonos a flote con videollamadas, whatsapp, facebook, plataformas de streaming y el uso de todo tipo de aplicaciones. Un conglomerado que se ha apoderado de nuestros hábitos sociales modificando costumbres adquiridas con sello analógico. La cuestión es si el camino nos lleva a ser más internautas que ciudadanos.

En este mundo hiperconectado vive más de la mitad de la población mundial, concretamente el 59%. En nuestro país el porcentaje de usuarios habituales de Internet sobrepasa el 90% de la población. Son más de 42 millones de personas las que navegan diariamente y lo hacen conectándose una media de seis horas. 

La primera ola de la pandemia provocó un cambio trascendental de las cifras. Lo que antes representaba el cómputo anual paso a ser la cantidad diaria. Los españoles han dedicado casi la mitad de su tiempo (47%) a navegar por Internet y para un 11,5% de los internautas los meses de confinamiento han supuesto su bautizo de compra online. 

Estamos en la primera etapa de un cambio irreversible en la forma de entender el mundo y de movernos y progresar en él. Este comportamiento se ha acelerado con la existencia del Covid; y ahora persisten los apagones, fraudes masivos, caída de Google y piratas informáticos. Todo un pack en el mapa de ruta para desestabilizar el mundo. Los ciberataques son cada vez mas frecuentes y los gobiernos «por el bien nacional» censuran determinados sitios web y aplicaciones. En Irán no se puede utilizar Facebook y Twitter sin una clave de acceso a una red privada virtual.

En Venezuela, desde la crisis política de enero de 2019, los cortes se prolongan horas y se ordenan cada vez que Juan Guaidó, el principal opositor al presidente Maduro, pronuncia un discurso.

El apagón total ocurre en Etiopía, donde las autoridades militares han impuesto este año una interrupción de internet al oeste del país y eso también pasa en la India y en Birmania. España se pasea en la censura selectiva y en el planeta resulta difícil la labor de las organizaciones que la combaten en internet. Berhan Taye, miembro de Access Now, una organización de derechos humanos dedicada a defender la libertad de acceso a internet en el mundo asegura que «cuando cortan internet, sabemos que habrá violaciones de los derechos humanos, que una elección se verá afectada y/o que si hay protestas, mucha gente morirá”, explica al diario digital Equal Times. 

Los recientes silencios digitales tienen mirilla en los cuatro años de Trump y hasta el veinte de enero que presentará las cuentas oficiales de la Casa Blanca nos queda un dominó digital que ver. 

Pilar Falcón

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