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Al día siguiente de la visita del jefe del Estado a Paiporta sus calles bullían en uniformes del ejército y maquinaria. No debe ser casualidad que el rey Felipe VI sea capitán general, el máximo rango militar y mando supremo de las Fuerzas Armadas. No ser político ha sacado a flote al rey evitando la imagen de verle salir de espalda al público. Distinguir bien lo que es el Estado y lo que es partido que gobierna parece crecer en nuestro país al ritmo que vemos quién se embarra los zapatos. Hay quien sabe caminar empastándose en el elemento, aunque su cuna sea de alfombra roja, y los hay que caminan por el barro buscando suelo almohadillado. Por encima de lo que vemos y oímos está la realidad de la mentira y el clima es otra de ellas. El agua caída en la tragedia que sufre España supone la tercera y cuarta parte de la llegada en 1982 con la riada de Tous. Entonces fueron tres días de precipitaciones y no unas horas y la fotografía mostraba que entre Tous y la desembocadura del mar el nivel del agua superaba los naranjos. Se perdieron ocho vidas. Lo de Valencia a pesar de haber llovido tres veces menos demuestra la confusión extendida del actual ecologismo. Hay vida en los cauces, cunetas y barrancos abandonados porque están ocupados por especies protegidas bajo pena de multa si se limpian. El agua sabe de lo suyo que es correr de arriba a abajo buscando su camino, meandros que son cada vez más reducidos y por eso se sienta y termina desbordándose. No hay que culpar a la lluvia, la transgresión está en el mantenimiento de los cauces y ahí el falso ecologismo transgrede toda racionalidad.
El desvío del río Turia por el sur de la ciudad ha absorbido mucha de la crecida de estos últimos días, sin esa obra la ciudad de Valencia ya sería historia. Ese cambio fue el salvavidas de la ciudad, pero hay más, la presa de Forata construida en 1969 ayudó recogiendo miles de litros de agua. Los ecosistemas fluviales del Estado están a la vista de todos y la convivencia se ha convertido en imposible. En más de una ocasión en esta columna hemos hablado de la falta de limpieza de los ríos que más que ríos terminan siendo bosques, escombreras de la naturaleza creciendo en libertad.
Según los expertos la temperatura es cíclica en el planeta, se enfría, se calienta y así subsiste; pero la tendencia la ha convertido en excusa para imponer medidas de control a expensas del cambio climático y sus derivados. La utilización meteorológica va a seguir más de moda de lo que estaba a raíz de la desgracia valenciana, afianzarán prohibiciones y, sobre todo, sentido de culpabilidad a las personas por degradar el planeta. El mapa del radar meteorológico contribuye a conocer las condiciones de la lluvia. Esa red debería de haber ayudado; pero ¿qué falló? Igual que la técnica más común para provocar lluvia artificial es recurrir al yoduro de plata como desnaturalizador para romper las nubes, los radares y satélites pueden dirigir esas nubes. Se calcula que, en 2035, la modificación del clima habrá llegado a un nivel avanzado del globo. Ese fue el mensaje de las autoridades chinas a principios de 2021, en un momento en el que la nación presentaba un ambicioso plan para intervenir en el clima de su región facilitando que áreas que adolecen de una creciente escasez de precipitaciones vuelvan a disfrutar de su frecuencia y abundancia. Para 2025, esperan haber completado el proyecto en al menos un 56%. El clima ya es un arma, tristemente.
Pilar Falcón