El discurso mea culpa – 21/04/23

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Los domingos son santos, crean personajes venerables y se prestan al perdón y a practicar en voz alta el mea culpa al rezar el yo confieso. El domingo pasado ha sido uno de esos. Hemos tenido de protagonista al presidente del gobierno, el señor Sánchez Pérez- Castejón quien, es sabido, tiene problemas con la estructura de la oración.

Admitir el mal hecho por uno mismo da aura de buena voluntad e ilumina más de una mente. Confesar el «mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa» no suena igual que decir que he pecado por mi propia culpa. El hecho de que a la mayoría de los católicos se les olvidó llevar el puño hasta el pecho al decir esto, a pesar de que las rúbricas lo indicaban explícitamente, lo dice todo. La repetición ayudaba, sin duda. Hoy día televisar «pido disculpas», en un canto por lo bajo y no demasiado afligido, tiene poca fiabilidad entre el personal, sabedor como es, de estar en año de meter la mano en la urna. Se sienten las tentaciones y hay hojas de ruta en circulación con la experiencia de que andar con el disco duro tan lleno impide respetar la memoria.

El auténtico experto del género público se llama discurso y si éste es emocional incluye más posibilidades de atención para verificar el problema de virus. Sí, definitivamente los domingos hacen milagros. Y son variados. Dentro de esa gracia está dar autoridad a años jubilares como el Lebaniego, conocido también como Año Santo Lebaniego. Este 2023 ha conseguido que el día de su celebración las fuerzas peregrinas aportaran un plus a la festividad de Santo Toribio por coincidir el 16 de abril en domingo. 

El «pido disculpas» del presidente Sánchez, quiere ser grito salvador de que el Cordero vencerá a la bestia como Cristo resucitado prevalecerá sobre el mal. Esta lucha por el perdón no respira honestidad ni convicción; pero sí  presenta imagen de flojera y de estar necesitado del acto benefactor de los buenos de corazón que indultan a los que ofenden o hacen daño. Somos el cuerpo de votantes. 

Los «pido disculpas» del año electoral evidencian que no hay manifiesto alguno, que su cuestión más que vínculo de confianza es exigir sin reparar nada personal. Disculparse es norma de educación básica y que perdonemos y olvidemos pone en juego la memoria y la naturaleza humana. El discurso del perdón pide absolución antes de las elecciones y una cuestión se mueve como vínculo de confianza, ¿pecado, delito u ofensa a los creyentes de la Justicia?.

Pilar Falcón

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