El río ya no corre – 06/09/24

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El regreso de agosto pone por delante una agenda de deseos a cumplir, y la memoria se encarga de mantener  fotografías sobre las experiencias veraniegas. Complementando lo que nos llega por los medios de comunicación sobre la defensa de la naturaleza, hay realidades que demuestran lo contrario de lo que se dice poner en práctica. Se trata de evidencias que aún no hielan, pero enfrían sobremanera la sangre.

El mundo de la protección de la naturaleza y del planeta no es cuestión de edad, ni de ideología, no importan las diferencias de color, de lenguaje y de cultura. Son hechos irrefutables que los ríos pierden su caminar porque les ha llegado la artrosis invasiva de plantas. Como una gripe que está a la vista de todos la resignación indica que se ha optado por el dictamen de cama y dejar pasar el tiempo. En este río los días no suponen descenso febril y los virus van a más. Cañas, madreselvas y camalotes o jacintos de agua crecen distando mucho de ser favorables y expandiéndose incontrolablemente para deteriorar la biodiversidad local. Ahogan la flora y fauna autóctona y dicho así parece que el tema está en la proliferación de especies invasoras, lo cual es verdad; pero no es disculpa para la estampa que empeora de un año a otro. La agresividad de la caña lo es porque se expande muy velozmente y llega a crear un entramado de rizomas tan denso que impide que crezca cualquier otra especie. Eso dicen y escriben los expertos. Eliminar esa vegetación dañina es labor de técnicos de verdad porque el no hacerlo adecuadamente supone que el sistema de rizomas le permite volver a brotar siguiendo su dominio sobre cualquier otra vegetación.

La Confederación Hidrográfica Miño-Sil trabaja a bajo rendimiento en el tema que nos ocupa. Está el resultado en muchos de los ríos y afluentes que este verano uno tiene la oportunidad de ver. Tenemos gripe en cualquier ayuntamiento que tenga recorrido de agua dulce. La conclusión se repite en las conversaciones de los pueblos: el caudal se ve dominado en el ritmo de su recorrido con aguas cada vez más empantanadas. Los ayuntamientos se escudan con las competencias correspondientes a la Confederación Hidrográfica y la Confederación Hidrográfica asegura que solo especialistas deben hacer tal limpieza. Personal que suele llegar más allá de un año pasada la información de lo que acontece, para luego limitarse a cortar lo que sale fuera del agua. Es un problema el de las especies que deterioran nuestros paisajes acuáticos; pero más lo es el generalizado conformismo. No hay protesta vecinal y cada vez es menor la exigencia de ciudadanos para mantener los ríos y arroyos como lo que son, sistemas de agua con movimiento constante unidireccional sobre la superficie terrestre. Es momento de replantearnos nuestra manera de relacionarnos con el planeta y luchar contra un futuro alejado del cambio climático, que empieza en los ríos. Mire el suyo, interiorice el estado en que se encuentra y dé un paso para tomar el control de las acciones en el bienestar del planeta y todos sus habitantes. Las consecuencias de la pérdida de biodiversidad nos afecta a todos. Si buscamos un desarrollo sostenible y la sensibilidad es la piedra angular, parece buen momento de ser activos. Está muy bien eliminar el plástico de los océanos; pero la asignatura a aprobar tiene examen de mantenimiento de los ríos. Ellos generan salud y bienestar. Conviene no olvidar que la vida es agua dulce.

Pilar Falcón

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