Esperanza – 15/11/24

Escuchar el artículo – En versión móvil hacer click sobre: Escuchar en el navegador

A falta de gestores en los gobiernos de España la esperanza se convierte en la mejor muestra de tramitación de lo que pasa.  Está a la orden del día en las manifestaciones de los afectados y hasta los políticos se agarran a ella como salvoconducto. Su influencia llega igual a Estados Unidos y a Valencia, que a las guerras. Esperar con esperanza es un estado de ánimo que ayuda a ver como alcanzable lo que puede ser incluso imposible, y da ilusión y perspectiva y hasta hace posible lo que deseamos, al menos mientras lo deseamos. Esa señora a veces tiene lógica y otras ocasiones hace que la fe mueva montañas y la esperanza consiga alcanzar logros o resignaciones placenteras. Lo que sí todos compartimos es que esta virtud teologal nos permite echar a volar los sueños y da posibilidades a que nos llegue algo positivo en la adversidad. Y lo hace prometiendo nuevo amanecer llevando en sus manos una llama que nunca se apaga. Su voz es como un susurro suave que calma ansiedades e infunde valor.

La esperanza da espacio a nuestras luchas y nos muestra horizontes con giros inesperados y desenlaces felices. En los momentos de desesperanza, la señora Esperanza se convierte en fiel compañera como la chispa que enciende nuestra resiliencia, el faro del camino y la fuerza que impulsa a no rendirse.

Así, la esperanza, con su eterna paciencia se convierte en el ancla que nos mantiene firmes cuando todo lo demás parece desmoronarse. Nos recuerda que, a pesar de las dificultades, siempre hay un mañana por el cual vale la pena. Así lo miran hoy los afectados en Valencia, por ejemplo.

En EE.UU. Trump regresa a presidir el país más poderoso del mundo confirmando que la visión que hemos tenido desde España no ha alcanzado la amplitud del fenómeno. Desde allí se nos acaba de decir que el pueblo que incluye a banqueros, mujeres, colectivo negro, gays, latinos, empresarios, granjeros, asiáticos, católicos o protestantes han confiado en un hombre millonario, casado tres veces y muy cuestionado penalmente. Para los que le han subido al trono la esperanza toma nombre en lo alto de rascacielos, hoteles, casinos y campos de golf operados por la Organización Trump. Todos aguardan la parte buena del personaje, el luchador antisistema.

Hasta ahora Iberoamérica no ha interesado demasiado a Estados Unidos, un poco México. Esta es la semana de la cumbre que lleva ese nombre en la ciudad de Cuenca en Ecuador. El rey no está acompañado por el presidente del gobierno Pedro Sánchez que sí asiste a la cumbre climática COP29 en Bakú-Azerbaiyán, que la ha preferido antes que la de la Unión Europea en Budapest que supone el primer encuentro de los líderes europeos tras el éxito de Trump. La Cumbre Iberoamericana es para España motivo de esperanza, así nació en 1991 encabezada por el rey Juan Carlos I para fortalecer esa comunidad y asegurar su proyección internacional, promover vínculos históricos y económicos y más necesaria que nunca frente a los ataques al legado español. Con este panorama, unido a la catástrofe de Valencia o a los cinco conflictos activos en curso, y no solo teniendo presente Ucrania y Gaza, al pueblo le queda esta virtud teologal convertida cada vez más en sobrenatural.

Las tres jóvenes cristianas que vivían en Roma en el siglo II Fe, Esperanza y Caridad terminaron martirizadas por el emperador Adriano. Un final sin esperanza o una esperanza sin fin. Decir que se tiene esperanza es confirmar que lo que hay no cubre las expectativas.

Pilar Falcón

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.