Escuchar el artículo – En versión móvil hacer click sobre: Escuchar en el navegador
El encuentro en la Casa Blanca entre Trump y Zelenski ha venido a polarizar aún más a los habitantes de este planeta y a poner en evidencia que la moda y la vestimenta son poderosas herramientas de comunicación y expresión personal. Quizás no hubiera suscitado polémica si se hubiese agarrado a llevar prendas deportivas que tan bien conviven hoy en contexto glamuroso o formal. Me refiero a la tendencia más notable y debatida en la moda actual del chándal y las zapatillas deportivas, utilizada incluso en eventos que tradicionalmente requerirían una vestimenta más rígida o de protocolo. Estarán de acuerdo en que no se viste, más bien nos cubrimos el cuerpo, nos lo tapamos según las condiciones climatológicas. Lleva un tiempo imponiéndose la moda del desenfado y no va acorde el precio de lo que se lleva con el descosido aparente de las prendas. Los más viejos no dan crédito.
Zelenski, conocido por su atuendo militar desde el inicio de la guerra en Ucrania, optó por no llevar traje y corbata a la cita americana, lo que provocó el comentario sarcástico por parte de Trump al decirle: «Hoy viene elegante». Iba cómodo, al estilo fenómeno de la cultura «athleisure”, la que combina elementos de la ropa de deporte con el estilo cotidiano y urbano. La elección de Zelenski de vestir ropa militar tiene un profundo significado simbólico. Desde el comienzo de la invasión rusa, el presidente ucraniano ha utilizado su vestimenta para enviar un mensaje de resistencia y solidaridad con sus soldados en el frente.
Salvando las distancias Fraga apareció en el Consejo de ministros vestido tal como lo estaba en la montería de la que venía. Debido a la falta de tiempo, decidió presentarse con chaqueta de caza, pantalones de montar y botas altas, lo que contrastaba notablemente con la vestimenta formal de sus colegas. Nunca se le preguntó si su deseo era continuar el pisteo y la persecución para acortar las astas al venado. Siguiendo salvando distancias Napoleón quiso dejar reflejada su realidad durante el regreso del exilio en la isla de Elba vistiendo su uniforme militar desgastado y su famoso sombrero bicornio o de dos picos. Su apariencia descuidada contrastaba con la pompa de la corte francesa. Winston Churchill a menudo se presentaba en reuniones importantes con su famoso mono de sirena, prenda de una sola pieza, practica y cómoda en caso de ataques aéreos. Se le puede ver con el entonces presidente estadounidense Franklin Roosevelt, y también vistiendo uniformes y trajes militares durante reuniones con lideres de todo el mundo. Aunque resultaba funcional, su vestimenta no siempre era adecuada para encuentros diplomáticos formales. La principal diferencia respecto a un mono de trabajo estaba en la lana. Los había pensados para largas estancias en los refugios con panel abatible en el trasero, por cuestiones de practicidad y privacidad.
El estadista británico recibía con mono de sirena a personajes importantes en su casa, o en campana. Tenia varios, incluyendo alguno en terciopelo y con raya diplomática.
La moda refleja tiempos y actitudes culturales, la evolución de la vestimenta masculina ya está en la femenina y sigue explorando nuevas formas al tiempo que se redefine lo que significa elegancia en el siglo XXI. Y, mientras tanto, sigue la guerra confundiéndonos entre lo que es morir en combate a dar órdenes desde un despacho con botas militares y abrazos a propios y extraños. Zelenski ya sabe del uniforme que lució Napoleón para volver desde Elba.
Pilar Falcón