Parques de atracciones – 01/07/23

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España camina, una vez más, a la advertencia de contenidos electorales y la búsqueda de ilusión colectiva. La política y sus ejecutores se mojan, se escurren y, al mismo tiempo, se secan con toallas que usan a diario y son caldo de cultivo de bacterias, hongos, ácaros y otros agentes patógenos. Estamos metidos en oraciones para nuestro país, al tiempo que la mayoría se acerca al primer chapuzón del verano. Esos muchos miran a los parques de atracciones por lo que contienen de hormona de la diversión para niños y adultos tocados por lo infantil. Este estímulo externo abre puertas y aporta un punto emocional intenso, sin que ello suponga un estado patológico. Se llaman parques de atracciones porque seducen con nuevas experiencias y con promesas de tener algo que sirva de motor para actuar en el entusiasmo.

Estas instalaciones de entretenimiento vienen a hablarnos de congelar y recuperar lo que fuimos, invitándonos a lo que perdimos con los años. En España el pueblo es comentario tranquilo y de reivindicación de calidad por la vida rural sana y placentera; pero el dinamismo y la diversión tiene mucho de urbano, de grandes parques temáticos con superhéroes, efectos especiales, toboganes de agua, experiencias en el lejano oeste, contacto con el terror, la altura y la velocidad. Se pueden comparar a los programas electorales porque también garantizan ser los mejores, tener novedades para trasladar al cliente a otras realidades y siempre descubrir motivos para ir a ellos. En España a los parques de atracciones, acuáticos y de aventuras todavía les queda camino para ser los mega complejos turísticos americanos; pero defienden la representación europea del sur.

Estos centros de diversión tienen sus temáticas específicas unidas a libros, series y material de entretenimiento para jóvenes y niños; pero principalmente a películas que son parte de la nostalgia de los clásicos de animación protagonizadas por personas de carne y hueso. Este año colea la novedad cinematográfica del remake de ´La sirenita´ convertida en una joven negra. La original es de 1989, está basada en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen y también fue producida por Walt Disney Pictures; pero aunque el color de la piel de Ariel pasa desapercibida a los niños la taquilla ha hecho su debate y provocado despidos en el departamento de diversidad. La compañía de Mickey Mouse prometió que antes de 2022 sus personajes responderían a LGTBQ+. Aguadillas políticas que fastidian lo original.

Pilar Falcón

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