Políticos de agua – 28/04/23

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Las lavanderas y aguadoras del pasado, todas ellas encumbradas por la literatura y la historia, han pasado a ser sustituidas por políticos del agua, seres que han suplido el digno delantal, la piel y las manos curtidas por el campo y la labranza, por lavados de coco y elixir que apaga la sed de lo que es realmente importante. 

El agua se mete por todas las cañerías españolas y le seguimos rindiendo homenaje, como en tiempos inmemoriales. Los indígenas lo hicieron en sus rituales, los celtas en sus cánticos y siempre las alabanzas han estado retumbando por todo el planeta.

El agua hoy la derrochamos de todas las formas posibles y así la vida resuena a haber roto aguas dejándonos a las puertas de no sabemos bien qué es lo que va a nacer. El líquido elemento es el alimento de la tierra, la esponja de las penas y el frescor del alma. Le gusta correr, trasladarse por los ríos, saltar en las cascadas, reposar en los lagos y jugar siendo lluvia bailando con las ráfagas del viento. Las olas acarician pero la sequía va por dentro, al ritmo del calor que nos sostiene. Nos quedamos secos en Doñana y el impacto informativo hace levantar la bandera de salvación al parque, un entorno de protección donde presidentes españoles veranean, visitan presumiendo con otros dignatarios y ahora lo utilizan para temática electoral de cambio climático, guerra del agua y enfrentamiento con el Gobierno de la Junta de Andalucía.

El agua del Parque Natural de Doñana denuncia que es necesaria para acabar con las arrugas de la tierra y el desnudo de las lagunas. El Premio Cervantes 2023, el poeta venezolano Rafael Cadenas, nos deja baño sueco de agua fría recordando que el nacionalismo es como el sarampión de la humanidad y que asistimos a una revalorización de la vida corriente. La impronta del poeta de 93 años, nos lleva a las fuentes de la niñez, con su sonido, su frescura, su naturalidad saliendo directamente de la tierra y cayendo por pequeñas laderas de un camino. Las lavanderas de gran parte del siglo XX fueron mujeres tocadas por el espíritu de las lumbares a cambio de recibir aquella terapia grupal, sin tapujos ni reparos en la conversación. Espacios privados convertidos en públicos como espejo de vida y sociabilidad alrededor del agua. Hemos vivido a la vera del agua, mirando los ríos y deteniéndonos para escucharla fluir de un caño. La niñez en rural y en pequeñas ciudades marca mimo al agua, le pone ternura y eleva la calidad de vida. 

Pilar Falcón

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