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Es tiempo para recordar a Salvador de Madariaga porque la política de centro se confirma que en nuestro país no ha pasado de ser una ilusión. La realidad viene a ratificarlo en este momento de gobierno central radicalizado y cuando los resultados recién salidos de las elecciones de Castilla y León presentan espacio vacío en el meollo ideológico. El señor Madariaga era liberal, reformista, europeísta y persona centrada en su vida y en sus teorías. Él nos hace ver hoy el mal que padece nuestra política, que se muestra incapaz para articular con proyección un partido de centro o, al menos, unos acuerdos bilaterales que pudieran satisfacer a un amplio sector de ciudadanos que reivindican ese signo y con ellos formar una mayoría estable.
El Partido Ciudadanos cae en Castilla y León y parece ser la fotografía de su futuro. En esta fase de llegar a acuerdos para que esta comunidad conforme su gobierno obliga a mirar atrás y nos presenta un corto recorrido de centrismo español. UCD se llamó de centro aunque su realidad era el carismático Adolfo Suárez y lo que representaba en el momento histórico de la transición. Eliminado aquel gobierno el sueño continuó con el Centro Democrático y Social, ilusión que desapareció en 7 años. Desde Catalunya Miguel Roca i Junyent lo intentó con el Partido Reformista Democrático, que con mucho marketing y potencial económico no consiguió nada por mucho que pregonase su libro ¨¿Por qué no?¨. Unión Progreso y Democracia hoy es absolutamente irrelevante pero tuvo su espacio como UPyD de Rosa Díez. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se encuentra enfrascado en la liquidación de la importante firma del bufete de abogados que lo acogió y que hoy argumenta ¨nula influencia¨ y ¨bajo rendimiento¨. De dónde se viene no marca a dónde se va y la vida de los partidos de centro en España ha demostrado que es fugaz, al contrario de lo que en otros países europeos ocurre que suponen puertas al futuro, ayudando a la estabilidad y el funcionamiento democrático.
El partido creado en Barcelona, Ciudadanos, nació como centroizquierda y en la actualidad le marca el centroderecha, sigue en circulación gracias, fundamentalmente, al Gobierno en Andalucía pero tiene la ITV esperándolo a la puerta. Es sabido que los partidos pequeños sufren el castigo de la ley electoral pero; sobre todo, que en cuanto son percibidos como partidos no de centro sino de derechas se descalabran. Hay ejemplos de aquellos que triunfan por no marcar cordones sanitarios como saben muy bien Convergencia y Unión (CiU) y el PNV. Parece conveniente centrarse para no ladear y ver bien por ambos ojos. Ello nos impedirá lo que el ilustre coruñés decía: ¨el izquierdista es un tuerto del ojo, derecho y el derechista lo es del izquierdo¨.
Pilar Falcón