Testigos del pasado- 07/10/22

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Desde el gobierno la escenificación de miradas diferentes con el dinero público ha quedado en papel mojado. El último proyecto de presupuestos de la legislatura ya camina para ser tramitado y lo hace con más slogans de propina a la ciudadanía, en este caso cien euros mensuales para madres con hijos de cero a tres años. Es la moda.

Nos han acostumbrado al escaparate de goteo de impuestos y también a aquel en el que se anuncian ayudas como remate final en época de rebajas. La máxima es que nos lo quitan por un lado y nos lo prometen por otro. Es la canción otoñal que suena, el trending topic que marca la política. Hay que ir con las tendencias del momento y ellas siempre se cargan de clichés, de trivialidades y expresiones muy empleadas.

El vicepresidente primero y consejero de Economía de la Xunta de Galicia, Francisco Conde, destacaba esta semana  en los encuentros de la Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid (Aegama), que nos faltan certezas de lo que puede ocurrir pero que mientras tanto se necesita rapidez en la gestión del gobierno central para ayudar a las empresas descentralizando los fondos y haciéndolos llegar a los proyectos empresariales. Se habla tanto del dinero que llega de Europa que es extendido el pensamiento que abundan los millones de Bruselas y semeja que falta gestión. Mientras esperamos las evidencias el pasado ha vuelto con toques de emigración para poner en valor el trabajo de los gallegos en la construcción del Canal de Panamá en los inicios del siglo XX.

La Fundación Nosa Terrra trajo a la Casa de América en Madrid el recuerdo en blanco y negro de aquellos desaliñados trabajadores, con agua hasta las rodillas, pala en mano y tristeza en la cara, contratados como la segunda fuerza laboral de la construcción del canal después de la antillana. Se les homenajea como héroes a aquellos casi ocho mil trescientos gallegos. Un monumento escultórico de tamaño natural con cuatro hombres trabajando se levantará en la puerta de entrada al lado Pacífico del Canal de Panamá. Los acabados del escultor Gonzalo Sánchez Mendizábal permitirán ver el conjunto en bronce de silicio, uno de los que ofrece más resistencia a la corrosión y fácil de manejar. Una similitud con la generación que emigró de España a Panamá, algunos de ellos procedentes de Cuba. La publicidad engañosa llenó de sueños a aquellos hombres solteros, en su mayoría del mundo rural, entre 25 y 45 años. Hasta diez horas diarias colocando y moviendo vías de ferrocarril, cavando con pico y pala con lodo hasta la cintura en el Corte Culebra, el terreno más accidentado de la ruta. Mucha historia que descubrir dónde aprovechando la situación de necesidad de sus compatriotas hubo gallegos que movieron campañas de colonización blanca.  

Pilar Falcón

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