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Los incendios son cada vez más difíciles de extinguir. Pasa como con la incertidumbre ante la guerra de Ucrania, el megavatio hora por encima de los 300 €, la inflación en el 8,73%, el paro en el 13,65%, la reactivación de la economía y un sinfín de cosas que nos impiden pensar en modo verano. Es ese un programa que tiene la obligación de desintoxicarnos de tanto fardo negativo y del estrés acumulado. A pesar del peso de esta vieja carga el Estado de la Nación nos ha traído, por primera vez, a un Pedro Sánchez en este mítico debate que él solo conocía como jefe de la oposición. Se confirma que el formato del debate no está recogido en la Constitución ni tampoco en el Reglamento del Congreso y que depende en exclusiva de la voluntad del presidente del Gobierno. A año y medio para las elecciones generales es una baza a sumar para que el Gobierno siga reforzando sus mensajes publicitarios con derechos y libertades que se van acumulando en el cajón. El presidente del Gobierno pretende recaudar hasta 1.500 millones en dos años por medio de los bancos, que ya se encargarán de hacerlo a los ciudadanos. Tampoco se librará el sector energético. El jefe del Ejecutivo ha comunicado que va a poner en marcha un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las grandes empresas energéticas que recaudará 2.000 millones de euros al año durante los próximos dos años. A falta de un cara a cara con el señor Feijóo, el Debate del Estado de la Nación transforma el Congreso de los Diputados en plaza de toros con cartel de novilladas y rejones. Son nuevos Unidas Podemos, Vox y Ciudadanos y el mismo Feijóo. El ex presidente gallego espera la alternativa observando desde chiqueros y toriles.
Los pañuelos hablan en los toros y además de la concesión de trofeos, avisos, y cambio de tercio indican devolver la res a los corrales y cuál es el momento de colocar el par de banderillas negras. Lo peor es que haya salido el pañuelo amarillo concediendo indulto al toro o el pañuelo azul ordenando la vuelta al ruedo. Hay apuestas.
Es verdad que todo está en tiempo de rebajas y ya no se abren los informativos con las puertas de los grandes almacenes atiborradas de público. Es un recuerdo. Y de memoria hablamos porque exministros e históricos del PSOE exigen a Sánchez que retire la ley de memoria pactada con Bildu. Ley de Memoria Democrática, proyecto de ley aún en tramitación que no es para reconciliar porque ello acabaría con tanto argumento político en las distintas representaciones que tenemos hoy en el Parlamento. Se quiere establecer una verdad oficial amparada en aquellos que nada hicieron por la concordia y la defensa de la transición. Los malos saben que el 60% de los jóvenes no conocen el caso de Miguel Ángel Blanco. Y eso sí es un pañuelo amarillo.
Pilar Falcón