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Este verano llega oficial y caballero con el toque de Laxeiro en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Hasta el 24 de julio nos llama desde el lugar donde estudió como alumno libre con una beca del Ayuntamiento de Lalín. Nos reclama para que ayudemos a las instituciones gallegas que trabajan empeñadas en colocarlo en el lugar que le corresponde en la historia de la pintura española del siglo XX.
Primero fue su Ayuntamiento, después la Diputación de Pontevedra y siempre estuvo el hombre que creyó en la fuerza que le empujaba como gallego luchador. Su biografía hace sentir orgullo por aquellos que apostaron e invirtieron en el talento. Hoy sube el Laxeiro en América. Si usted tiene un cuadro del pintor incluido entre 1950 y 1970 dispone del reflejo, en plena madurez, de la visión de José Otero Abeledo en Buenos Aires. Laxeiro cotiza al alza y se pone de moda como en Andalucía le acaba de ocurrir al Partido Popular. Allí se abren las puertas al verano inaugurando moda Moreno Bonilla de estilo informal pero arreglado, lo que se llama hoy casual; abanico de colores con una base de línea clásica y moderada. La comunidad andaluza que fue granero del voto socialista ha hecho uso de la criba y agitando el resultado consiguió un silo coloreado en azul Juanma, que contiene tintada de pigmentos Núñez Feijóo, y que supone secado a largo plazo y técnicas decorativas en expansión. El combinado interesa que venga con resultado y baja rugosidad para evitar compuestos orgánicos volátiles y asegurar alto rendimiento y resistencia a la corrosión. De eso también entendía mucho Laxeiro.
La comunidad andaluza fue campo PSOE durante 36 años en la Junta, una etapa de gobierno sin precedente en Europa y desde el domingo 19 de junio es el arma de guerra de los populares con el cañón mirando al Palacio de la Moncloa. La que fue pieza clave para gobernar España en rojo se tiñe de azul, el azul de la moderación y el centralismo recordando al mundo que las elecciones se ganan con bamboleos oscilando a la izquierda y a la derecha.
Andalucía tiene cerca África y desde allí también empiezan a tener en cuenta los nuevos movimientos de la tramontana española. La rebelión andaluza ha desnortado al gobierno Sánchez, algo muy del gusto de Argelia tras el anuncio del 8 de junio suspendiendo el Tratado de Amistad con España. Nuestro país pierde posición privilegiada en el intercambio comercial; mientras Andalucía se convierte en la colorimetría azul que pronostica un cambio más generalizado en las próximas elecciones generales. Se habla ya de que Argelia podría esperar un nuevo gobierno español para reanudar relaciones. Al-Andalus no es sólo Andalucia y lo ocurrido no parece barniz sino pintura cuya propiedad todos los españoles desean que sea de gran eficiencia para distinguir el trigo del grano.
Pilar Falcón