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Ya está coronado Carlos III de Inglaterra y no podemos olvidar que el amor hizo posible la gran novedad de que también lo está su esposa Camila. Algo que ha obligado a la consorte a hacer genuflexion ante el monarca. El acontecimiento ha dado gloria y esplendor no sólo a nuestros representantes, los Reyes de España. Ellos, allí donde van dejan bien al país con su modelo corporal, personalidad e irradian luz a poco que se lo propongan. El hombre de la nube es Félix Bolaños ese invitado ilustre que también se filtró en el festejo inglés. Para él ya no hay fronteras. Ha hecho posible el milagro del teletransporte cuántico, lejos de la ciencia ficción para mentes de creadores y aficionados del cine y la literatura. El señor Bolaños toma cuerpo en cualquier boda, bautizo, despedida de soltero y como no, en la coronación del sucesor de Isabel II de Inglaterra. Don Félix se ha convertido en el meme preferido para tener presencia gubernamental en el acto que uno prepare. Ha bajado al pueblo sin quererlo; pero sin olvidar la ceremonia histórica.
Las redes sociales son buenas practicando montajes y ahí andan multiplicando apariciones del ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática del Gobierno de España. Nunca ha trabajado tanto el ministro Félix. Aún así, el boato y la etiqueta del pasado sábado en la Abadía de Westminster no sirven de atenuante en el Palacio de La Moncloa. En la casa Sánchez hay faena preparando el destierro de Bolaños del núcleo de confianza del presidente tras el intento de colarse en el acto del Dos de Mayo con la presidenta Ayuso. No hay coronas para todos. Ni siquiera para nuestro Rey. Lo suyo fue proclamación en Las Cortes y sobre un cojín granate apoyaba una corona datada en 1775 y un cetro de 1667.
Tenemos signos monárquicos que se remontan a los tiempos de Isabel II; pero no se pregonan. Si Don Juan Carlos I el 22 de noviembre de 1975 dejó ver el libro de Evangelios y el crucifijo nuestro actual regente eliminó estos distintivos. La conclusión parece indicar que nos vamos desprendiendo de la tradición, y con ella de la historia. El último rey español coronado fue Juan I de Castilla en 1379, después vinieron las proclamaciones. El orgullo inglés por vanagloriarse de su Monarquía es en España traje de jefe supremo de las fuerzas armadas con uniforme de gala del Ejército de Tierra. Hasta Bolaños busca atributos reales para presentarse en la Feria de San Isidro.
Pilar Falcón