Camina a Santiago Francisco – 10/11/22

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Hay realidades que no provocan careo. Entre ellas que los caminos de Santiago tienen como premio la Plaza del Obradoiro. A piques de cerrar la doble celebración Xacobeo 21-22 se apuran mochilas, botas de caminata y chubasqueros. No se está para perder oportunidad histórica como la concedida por el Papa Francisco, por mucho que él deje pendiente la invitación del pueblo gallego trasladada por el entonces presidente Feijóo en junio de 2021 en su visita al Vaticano, y en varias ocasiones por monseñor Julián Barrio, arzobispo de Compostela. Esperar al 2027 o 2032 es la lejana opción. Queda trabajo para asumir que los caminos a Santiago están cada año en el mapa porque nos van las celebraciones sonoras, hacer colas y las indulgencias plenarias para el perdón de los pecados cometidos.

El día a día en España presenta un camino a depender de El Estado, con mayúscula sí, y no sólo porque cada vez es más grande sino porque se ha convertido en el becerro de oro. Somos pueblo que anda a depender del Estado, ese ente convertido en papá con nómina que crece y crece a la misma velocidad que pierden derechos los ciudadanos, alcanzan techo las redes sociales o disminuye la clase media. Tenemos la paga del Estado más alta de la historia con pensiones, desempleo, funcionarios, e ingreso mínimo vital por decir algunos. Pasan de dieciséis millones los que se benefician de rentas públicas, dos más que quienes cobran del sector privado. El gobierno de coalición ha disparado los gastos y en los últimos quince años tenemos seiscientos mil empleos públicos más. En total son tres millones y medio los que están en la Administración.

El Señor Estado da las ayudas y ello implica obediencia, servicio y rendición; mientras la morosidad crece y la deuda rebasa las ayudas directas de los fondos europeos. Ni rezando con el Papa en Bahréin se abre el cielo. Allí ha peregrinado Francisco, donde viven ochenta mil católicos con una mayoría musulmana. Es la segunda visita a un país del Golfo Pérsico tras la de 2019 a Emiratos Árabes Unidos. Ni la silla de ruedas, por dolencia de una rodilla, le ha impedido irse tan lejos. Es buena verdad que la fe mueve montañas y en Santiago se le sigue esperando. Con ochenta y cinco años y con salud más que precaria Francisco tiene pendiente peregrinar este año Xacobeo a la Plaza del Obradoiro como dijo en Bahréin: «como creyente en Dios, hermano y peregrino de la paz».

Se entiende el agradecimiento por ceder los terrenos para construir una catedral y que se responda a una invitación pero no pudo predicar «joven levántate y sé testigo» ante una familia real suní que gobierna el territorio desde hace tres siglos. El patrón de España aguarda en Santiago la salvación de El Estado en el que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Necesitamos misa con plegaria. 

Pilar Falcón

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