Un gallego real en Abu Dabi – 27/05/22

Escuchar el artículo – En versión móvil hacer click sobre: Escuchar en el navegador

Ya sabemos que Juan Carlos I reside en Abu Dabi. Este ha sido el paseo de empadronamiento en esa isla del Golfo Pérsico que le trata como un rey y le acepta como un hijo y hermano.

El orgullo y la obligación son las dos caras de una moneda que no siempre tiene curso legal. Separar lo conveniente, lo adecuado y lo necesario es difícil estos días y sino que se lo digan a Felipe VI que ha tenido que hacer de hijo y de Jefe de Estado con la misma persona. El padre ya sabemos que es residente en Abu Dabi y que ha estado de visita de amigos y de familiares en  España, y además en ese orden. Desde este viaje la estancia temporal en uno de los siete emiratos que constituyen los Emiratos Árabes Unidos (EAU) ya no es tan fugaz y pasajero. Con su retorno Juan Carlos oficializa allí su posada reconociéndose como residente. Estaba pendiente de decirlo al mundo tras aquella escapada del 3 de agosto de 2020, que a la carrera le llevó sin explicaciones que convencieran al mundo. Hemos tardado en catalogar el desplazamiento juancarlista; pero el comunicado de Casa Real pone muy claro que el padre del rey deja la puerta abierta a “residir en España en el futuro”, y en ese caso destacan que se trataría de un domicilio privado, lo que supondría abandonar las paredes que han sido testigo de su historia desde 1962.

La que parecía iba a ser una paradita en Zarzuela lo fue, por mucho que se destaquen las once horas que ocuparon hablando sobre “cuestiones familiares así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española”. El padre se impuso al hijo en la representación pública que nos llegó con gritos de viva el rey, avión privado y saludos que incluyeron el símbolo universal de ok al estilo WhatsApp como gesto de aprobación. Y el hijo pudo al padre en la mirada directa a los ojos y en la conversación calmada. Empate, por tanto, que aguarda nueva partida si tenemos en cuenta que “no son uno”,  como decía Juan El Evangelista. La Biblia habla, y mucho, de padres y de hijos. Otro evangelista, en este caso Mateo nos puede servir para plantear otra forma de entender lo que posiblemente se llevó a cabo en esa reunión personal en el Palacio de la Zarzuela:
“Todas las cosas me han sido entregadas por mi padre; y nadie conoce al hijo sino el padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el hijo se lo quiera revelar». Aunque podamos llegar a verlo vestido con Kandura y el Gutra en la cabeza.

Juan Carlos regresa a Abu Dabi más gallego que algún gallego. Ni sube ni baja y ante situaciones comprometidas sabe utilizar una pregunta para responder a otra. No reside en España pero hace patrimonio de la forma de ser y de estar que da fama a una de las Comunidades Autónomas que forma parte del que fue su reino.

Pilar Falcón

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.